Se cuenta que Renatta de la Chiussa, tras pasar una noche de placer con Marco Polo, le comentó a este:
-Oh, amor mío, ahora que hemos juntado nuestros cuerpos, juntemos también nuestras almas para el resto de los tiempos. Vivamos juntos una vida llena de felicidad en compañía de mi madre, mis hermanos: Rocco, Umberto, Paolo, Fabio, Carolo, Giorgio i Giosseppe, mi tia Rafaella, el tio Luigi y sus doce hijos...
- Eeem... si, claro, cómo no, pero verás, esto, yo... yo antes quisiera acabar cuatro cosillas...
Y esa misma tarde partió, en un viaje sin precedentes, atravesando Anatolia, Irán, el alto Afganistán y el Turkestán chino hasta llegar a Pekín y después Indochina, El Tíbet, Indonesia, Ceilán, Arabia, Etiopía y todo el litoral africano hasta Zanzíbar.