Cuentan que Tan Dao, el monje de las dos orejas en el mismo lado, pisó una vez una hormiga y tal fue su dolor y arrepentimiento que allí mismo se quitó la vida, golpeándose la cabeza con un aguacate.
Dos monos que presenciaron la escena, presos de congoja, se devoraron mutuamente.
El águila imperial, no pudiendo soportar la escena se lanzó en picado contra el suelo.
El hecho creó tal sobrecogimiento entre la manada de ciervos que se lanzaron por el acantilado.
En el poblado vecino, al conocer la tragedia se prendieron fuego, muriendo todos entre gritos de dolor.
El calor de las llamas provocó la erupción del volcán que, tras una larga reacción en cadena hizo estallar la Tierra en millones de pedazos.
La hormiga se levantó aturdida y se metió en su hormiguero a comer aguacate.
Dos monos que presenciaron la escena, presos de congoja, se devoraron mutuamente.
El águila imperial, no pudiendo soportar la escena se lanzó en picado contra el suelo.
El hecho creó tal sobrecogimiento entre la manada de ciervos que se lanzaron por el acantilado.
En el poblado vecino, al conocer la tragedia se prendieron fuego, muriendo todos entre gritos de dolor.
El calor de las llamas provocó la erupción del volcán que, tras una larga reacción en cadena hizo estallar la Tierra en millones de pedazos.
La hormiga se levantó aturdida y se metió en su hormiguero a comer aguacate.