Berlín. Primavera de 1939.
Hitler y Goebels conversan en la terraza de una cafetería en Kurfürstendamm.
Goebels: Tu problema es que te lo tomas todo muy a la tremenda.
Hitler: ¿A la tremenda? Has estado coqueteando con ese oficial de la Gestapo toda la mañana. ¿Cómo quieres que me sienta?
Goebels: No he estado coqueteando. Solo he intentado mostrarme amable.
Hitler: ¿Amable? Para ser amable no es necesario pasarle el brazo por la cintura. ¿Y esa manera de reírle las gracias? Parecías una loca ¡Dios mío qué exageración!
Goebels: El Teniente Srchröeder es un oficial muy gracioso y ocurrente.
Hitler: Si, muy ocurrente. Veremos de donde saca la ocurrencia cuando lo traslade a Auschwitz.
Goebels: Vamos Dolfy, ya sabes que yo solo tengo ojos para ti.
Goebels: Tu problema es que te lo tomas todo muy a la tremenda.
Hitler: ¿A la tremenda? Has estado coqueteando con ese oficial de la Gestapo toda la mañana. ¿Cómo quieres que me sienta?
Goebels: No he estado coqueteando. Solo he intentado mostrarme amable.
Hitler: ¿Amable? Para ser amable no es necesario pasarle el brazo por la cintura. ¿Y esa manera de reírle las gracias? Parecías una loca ¡Dios mío qué exageración!
Goebels: El Teniente Srchröeder es un oficial muy gracioso y ocurrente.
Hitler: Si, muy ocurrente. Veremos de donde saca la ocurrencia cuando lo traslade a Auschwitz.
Goebels: Vamos Dolfy, ya sabes que yo solo tengo ojos para ti.
Hitler: A veces pienso que tu ya no me quieres.