En el tiempo que debía dedicarse a la meditación, el discípulo preguntó:
-Maestro ¿cómo puedo alcanzar la perfección?
¡Rápido! Date la vuelta – inquirió el maestro.
El discípulo obedeció y el maestro le golpeó el cráneo con un candelabro partiéndoselo en dos mitades perfectas.
-Ahí lo tienes- sentenció el maestro.
Interpretación.
Pese a su tradicional bondad, los Maestros suelen tener muy mal despertar. Jamás los interrumpas cuando están “meditando”.
03 septiembre, 2006
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